Los inmigrantes trabajan mayormente en los sectores de construcción, servicio doméstico y comercio. La construcción en la mayoría de los casos está relacionada con hombres. Como el papel tradicional de las mujeres en España, al igual que en otras sociedades del mundo, es el de madre y ama de casa, las mujeres tienden a buscar trabajo en este sector. La gran mayoría de ellas, el 23% frente al 1% de los hombres, tiene empleo de hogar. En España hay mucha demanda en esta área, por consiguiente las mujeres inmigrantes logran trabajar como niñeras, cocineras, mujeres de la limpieza y amas de casa en general. Las mujeres españolas ya no quieren hacer este tipo de trabajo. Tienen una mejor educación y una autoimagen o modo de verse a sí mismas como mujeres más modernas. Empleados del hogar que trabajan como internos, es decir que viven en la casa en que trabajan, son casi exclusivamente mujeres inmigrantes. Se trata de un trabajo muy duro y poco valorado, pero como las inmigrantes sienten gran presión y necesidad de trabajar, se ven obligadas a aceptar estos trabajos. Además, en los dos centros grandes de población inmigrante, las ciudades de Madrid y Barcelona, su carácter urbano ofrece más posibilidades en este sector. En estas ciudades con una demanda enorme de auxiliares del hogar, trabajar en este sector resulta una solución obvia al problema de la búsqueda de trabajo, aunque tal vez posean de una formación distinta y superior. Por último, el tercer sector donde se concentra la labor del emigrante es en el comercio, esto refiriéndose a ambos, vendedores ambulantes y comercios fijos.
Otro sector en el que lamentablemente hay un gran colectivo de mujeres inmigrantes es en la prostitución. No es muy común escuchar a las prostitutas de Madrid hablando español ya que en la ciudad, el 90% de ellas son inmigrantes. En la mayoría de los casos recurren a esta profesión poco digna al verse sin más remedio ante la dificultad de conseguir un buen trabajo y con la necesidad de alimentar bocas en la casa, incluyendo la de ellas mismas.
Se puede decir que existen dos mercados laborales en España. Un mercado superior que incluye por ejemplo los sectores de economía o informática. Luego, el mercado secundario consiste en trabajos inferiores como por ejemplo recolección de temporada, hostelería, construcción y servicio doméstico. Este mercado se caracteriza por bajos salarios, escasa valoración social y precisamente por su gran porcentaje de inmigrantes. Casi siempre trabajan sin contrato, por lo tanto en adición al salario bajo, no tienen ningún tipo de seguro de accidente. Estas áreas laborales son sectores poco controlados, lo que contribuye a que los emigrantes económicos no se inserten en el país.
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